miércoles, 11 de marzo de 2009

MUNDO DE CONTRADICCIÓN

En los umbrales del siglo XXI la ciencia moderna se propone nuevos desafíos, los avances de la nueva era capacitan para fabulosas empresas, acrecientan el progreso de la humanidad, enaltecen al hombre, figura portentosa de creación. El desarrollo de la técnica, en todos sus aspectos, ha dado lugar al crecimiento de la producción mundial y al derroche desmedido de material básico para la vida actual.

La comodidad, el lujo, el placer, se han infiltrado en los repliegues de nuestra sociedad para muchos han pasado a ser valores absolutos. Todo vale y es lícito con tal que sea eficaz para acumular riquezas y alcanzar éxito individual. El hombre de las altas esferas quiere dominar el mundo entero, llegar a la cumbre del progreso, penetrar hasta lo profundo de las verdades, salir al espacio sideral para conocer los fragmentos indescifrables de una vida más allá de lo imaginable.

Mientras el hombre multiplica esfuerzos para avanzar en nuevas técnicas, para el incremento de sus riquezas, para descubrir nuevos mundos, no ha descubierto un mundo aún ignorado, un mundo de contradicción.

Vivimos en un mundo de contradicción, según estadísticas el 85 % de la riqueza del mundo se la distribuye el 33 % de la humanidad mientras que el otro 67 % de la humanidad se queda sólo con el 15 % de la riqueza mundial.

Podríamos resumir en una estadística global diciendo que de cada tres hombres dos pasan hambre. Si se repartieran los bienes del mundo entero en una población tres veces mayor a la de la tierra alcanzaría para cubrir suficientemente las necesidades de todos. Sin embargo la realidad es muy distinta. ¿Por qué si Dios ha puesto en el mundo suficientes bienes para todos hay tanta miseria y pobreza? El problema está en el hombre. El hombre destruyó el plan de Dios. Es necesario que los cristianos abracen esta realidad. Un cristiano de verdad no puede sentirse indiferente ante la necesidad de su hermano. Un cristiano debe abrazar un compromiso de caridad con sus hermanos machacados por el hambre y el dolor.

Para finalizar les voy a mostrar un esperpéntico ejemplo que habla bien a las claras de hasta dónde llega el deseo desordenado de lujo y de consumo superfluo del hombre moderno. Mientras tanto dos de cada tres de nuestros hermanos pasa hambre. Motivo de seria reflexión.

En el restaurante Estik, de Madrid, se sirve la hamburguesa más cara del mundo. Su precio es de 85 euros, y está elaborada con el solomillo de buey de Kobe, procedente de Japón. El animal tuvo muchos cuidados antes de convertirse en hamburguesa, desde baños en sake hasta masajes para relajar el tono muscular, sin olvidar una dieta exclusiva en la que incluía cerveza, pues según los ganaderos, ésta estimula el apetito de los bueyes y consumen más forraje. Los gourmets aseguran que la carne de buey de Kobe tiene un sabor incomparable, pues está considerada la mejor del mundo, además, no tiene casi nada de grasa.



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