miércoles, 11 de marzo de 2009

POLONIA

La delegación de Barcelona se revistió de entrañas de misericordia


El 19 de Mayo emprendimos la peregrinación más larga de nuestra corta historia. La tenue llovizna matutina preludió la lluvia de gracias que nos calaría de fervor durante trece intensísimos días. Despegamos del Prat rumbo a la santa tierra de Polonia, uno de los grandes bastiones de la cristiandad, resistente a la oleada de indiferentismo religioso que asola Europa.

Tras sobrevolar las níveas cumbres alpinas la primera cita fue Niepokalanów. Ante todo nos edificó el fervor de los religiosos que moran en la actual Ciudad de la Inmaculada. Se desprendía una dulce esencia mariana de la celdita de San Maximiliano y de la austera capilla aledaña, única superviviente del bombardeo nazi. Visitamos las diferentes dependencias de esta bendita ciudad: el museo, el parque de bomberos, la imprenta… También participamos en el Santo Rosario que emitía en directo Radio Niepokalanów inaugurada por el mismo santo. Nos impresionó una bellísima representación de la historia de Polonia. En ella desfilaron sus principales héroes ataviados con bellos trajes de época. Igualmente nos cautivó una ingeniosa representación de los misterios dolorosos del Santo Rosario.

Al día siguiente nos hallamos ante el majestuoso santuario de Lichen y sus espaciosos jardines. De noche llegamos al santuario de Jasna Gora en Czestochowa tan añorado por SS Juan Pablo II. Al día siguiente celebramos la Santa Misa ante el icono de la Virgen Negra, símbolo y epicentro de la piedad polaca. Todo el mundo, familias enteras, oraba en el santuario con silencio y respeto inusual. Después participamos con gozo en la lindísima procesión del Corpus en donde comprobamos la sincera fe de este pueblo tan sufrido.

La siguiente convocatoria fue en Lagiewniki en el Santuario de la Divina Misericordia. Allí, ante la imagen de Jesús misericordioso, estuvimos tres días en la gloria, en nuestro Tabor particular. Hicimos tres tiendas que más tarde nos costaría abandonar. Contribuyó mucho el ambiente de silencio y recogimiento del recinto así como la modestia, alegría y caridad de las Hermanas. Una de ellas, la Hna Salvatrice impartió una conferencia preciosa sobre las diferentes facetas de la misericordia de Dios. Este santuario es ante todo un lugar de adoración. No en vano poco antes de morir Juan Pablo II escribió una carta a las religiosas pidiendo que tuviesen adoración perpetua allí, impetrando misericordia para el mundo entero.

El día siguiente seguimos las huellas de Juan Pablo II en Wadovice y alrededores visitando su casa natal, su parroquia, el santuario de Calvaria… Comprobamos el ferviente amor del pueblo polaco no sólo a su hijo más ilustre sino a la figura del Papado.

Al día siguiente tuvimos una cita con la historia en el campo de concentración de Auschwitz. A todos nos impresionó sobre manera hasta dónde puede llegar la barbarie humana y la fuerza de Dios en sus santos. El heroísmo del Padre Kolbe fue su máximo exponente.

Los reporteros de NSE se desplazaron a Cracovia, donde durante tantos años pastoreó a su grey Carol Wojtyla. Cracovia nos sedujo por su pasado colorista, asociado a los héroes nacionales como San Estanislao. Esta legendaria ciudad rebosa nobles recuerdos. La catedral de Wawel fue testigo antaño de la coronación de los reyes polacos. Las mansas aguas del Vístula, sus elegantes embarcaciones, los graciosos carruajes de sus calles, la hermosura de sus edificios y jardines envolvían el entorno de un ambiente de cuento de hadas.

Con dolor en el alma dejamos las santas tierras polacas rumbo a París. Tras un fugaz paso por el Arco del Triunfo y un breve saludo a los Campos Elíseos, celebramos la Santa Misa en la capilla de la Medalla Milagrosa. Fue lugar más idóneo para pedirle a nuestra Madrecita aquellas gracias que más necesitamos.

Al día siguiente nos hicimos como niños en Lisieux. Fue especialmente entrañable la visita a los Buissonets. En la chimenea, recordamos la gracia que recibió Santa Teresita el día de Navidad y comprendimos que Dios puede dar en un momento lo que llevamos años esperando.

Como colofón pernoctamos los tres últimos días en Lourdes donde ganamos el Jubileo al visitar y orar en los cuatro lugares establecidos.

Fue una delicia permanecer tres días en la gruta de Masabiele a los pies de la Virgen. Las plegarias, los cánticos marianos se fundían deliciosamente con el incesante murmullo del Gave. Participamos en el tradicional Rosario de las antorchas, incluso dirigimos los misterios en lengua española. Nos agradó el ambiente de recogimiento en medio de la multitud así como la fe de los enfermos. Con cansancio en el cuerpo, pena en el corazón y alegría en el alma regresamos a Barcelona. El año que viene, Dios mediante, nos espera Roma eterna de mártires y santos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario